Y es justo el día que menos pensabas, en el momento que menos creías, pero en el lugar en el que siempre lo hacías que decides parar y escribir un breve (o no, que para eso es mi recap) resumen de lo vivido en 2024.
Si bien el 1 fue el primer día del calendario, el 14 embarcaba por primera vez en el vuelo que daría comienzo a mi nueva vida. Ahí estaba yo, una celebrity en la sala vip de barajas a punto de embarcar en el primer vuelo en business de mi vida. Tenia más dudas, incertidumbre, miedo y resquemor que equipaje, me creía sentir preparado (en realidad no) para lo que fuera que tuviera que venir en esta nueva aventura. Era domingo, era de noche y el miedo me embriagaba. Miedo a saber si sería capaz, a ver qué me encontraría por el camino y a echar demasiado en falta aquello que dejé atrás.
El día 15 fue una nueva montaña rusa de emociones, el primer café, el segundo, comer en 10 minutos en una sala de reuniones comida pre cocinada mientras escuchaba mi primera call, asentir como si entendiese y dudar hasta de mi nombre.
Fueron poco a poco pasando los días y con ellos mi memoria fue llenándose de primeras veces. Mi primer tardeo, el primer tenis al amanecer, o la primera visita de mis padres. Comer en un restaurante español y dejar en él toda la morriña acumulada, verles pasear de la mano en una noche londinense, el british museum o el primer “no podemos ganar en la puta vida”, una foto que meses después recrearía sin saber, comer langosta con hamburguesa o mi primer plan con amigos. Fabada y copas. Gracias Carlitos y Luis por cuidarme cada día
Marzo fue la primera comida con Diego y la visita de Arturo, comprarme el cárdigan de Ami por haber sobrevivido e ir solo en busca de una paella y pagar 70£ por ella. Mi segundo tardeo y que Gabri enviara el reloj que mi padre me regaló por navidad de vuelta a Londres con mis jefes. Recibir mi primera postal. Marzo también fue mi primer Gatwick express a las 5 de la mañana
Abril fue volver a encontrarme con Victoria y con la abuela. Sacar a mi virgen a hombros y comer, comer mucho. También fue mi semana de ensueño. Volver a boadilla, volver a sentirme en casa y montarme en un tren camino al fin de semana más especial del año. Sevilla. Ironías del destino el hotel se llamaba Inglaterra. Esos días supusieron no parar de reír, abrazar a mis padres cada segundo, cantar y bailar, supusieron también por fin ver a mi Athletic campeón, el abrazo a mi padre al terminar el partido y el paseo de vuelta al hotel. El gin tonic de celebración y el golpe de realidad del día siguiente camino al aeropuerto para volver a la isla. Abril también fue reencontrarme con Vero y con Nico. Colarme en unas copas con Pablito y desentonar por ser el único que no llevaba camisa y americana. Abril fue la visita a la que ahora es mi casa, el primer offsite y Thames Water
Mayo fue un FaceTime de noche con tus amigos desde el puerto de Santamaría. El de verdad sentirte querido y el comprar el guardián que ahora cada noche custodia a tu abuela, el indautxuko eguna con Gontzal y las cartas en sopelana con Ana y Amaia, el primer paintball y el skincare con Isa, fin de semana de Brunch y arroz de pato. La ansiada visita de Isa y Raúl. Un tardeo en el agua, y el anticipo de lo que será 2025 compartiendo casa con Raulinchi. Un instagram muy aesthetic y mi primer fin de semana de turismo 5 meses después de llegar. Mayo también fue conocer a Pati y su rissoto
Junio fue Cloti y la final de champions en Wembley, la mudanza De Lara y la visita de Badia. Descubrir su paternidad y su vuelta a casa. Mi primera defensa de TFM como tutor o tener a Gabri descubriendo Bilbao. Junio también fue mi primer cumpleaños en Londres. El sentirme en casa por primera vez, el juntar a todos mis amigos en un solo lugar y por primera vez en años un bar volver a cerrar. Junio fue María y St Johns park. Fue Chinatown y el primer beso. Fue también la piscina en la azotea. Escapada a Wimbledon y descubrir que aquello de Londres tal vez no estuviera tan mal
Julio fue Covid y el Chiringuito de Vista Hermosa, mi primer viaje con amigos y el off-switch. El tocino de cielo de Joselito Huerta y playa Canalla. Mi primer viaje de trabajo y saber que Amsterdam siempre tendrá un lugar especial en mi memoria. Las visitas inesperadas con una crepe debajo del brazo y hacer amigos en la piscina y acabar bebiendo en una azotea. Recoger el traje del vino, sol, chancletas y Porsche y la boda de Arturo.
Agosto fue la despedida de Cloti y sanlucar, volver a ver amanecer, pasear por la playa y mis tartas caseras de desayuno, los molletes y el jamoncito, el meson de Manuela y la foto de mis padres que desde que la hice protege mi salvapantallas. La despedida de Betina o acabar en un museo de arte moderno rodeado de 5 desconocidas. Tenis al anochecer con Diego
Septiembre fue la despedida, volver a chinatown y alguna que otra lágrima en una sudadera blanca, los por el momento últimos vinos en la azotea y el regalo más bonito que jamás recibí. Septiembre fue Lentrecotte y la Brasserie, las copas en casa de Fati y Jávea, Altea, un nuevo chiringuito y la primera despedida de verdad. Septiembre también fue Juanito y mis padres volviendo a pisar la isla. Su tortilla de patatas.
Octubre fue Madrid y el Meliá. Fueron Clau y Lidia en Londres y la última entrevista de Raúl, fue cambiar el fondo de pantalla y fue Gontzal, el Ping Pong y Marylebone, los fideos más picantes que jamás comí y uno de los fines de semana del año en qué más me reí.
Noviembre fue el golf y fue Madrid, fue María en Bilbao y Halloween, una visita sorpresa que cambiaría todo y Candlelight, fue ver al Chelsea y una casa rural, fueron Gabri y Raul, Óscar, Isa, la bolu, Naroa, Álex, Mario, Rooms y Rafa, una cita en el McDonalds de un aeropuerto y entender aquello de no es el donde, es el quien.
Diciembre ha sido cerrarlo. Ha sido Valdilecha y volver a ver a Jorge, un viaje por carretera y volver a esquiar, el tenis navideño y una tortilla de patata con jamón, una ruta en bicicleta y el sol. Cargar pilas y descansar.
2024 ha sido…